viernes, noviembre 14, 2008

Osha y Almendra


Recuerdo caminar y caminar. Salir de la escuela y apurarme para llegar al metro chilpancingo. Caminábamos por insurgentes hasta la gasolinería. De ahí, inevitablemente al Parque México. Hasta las 10, 11 de la noche. ¿Qué hacíamos tanto tiempo? Aparte de mirar los edificios y elegir en el que te gustaría vivir, cómo lo decorarías. si tendríamos perro o no, si todavía rondaría el camioncito a propulsión humana que le daba vueltas al parque. Eres tan esto,tan lo otro, Osha, decías.

Recuerdo a Cliseria. Joder, recuerdo que ese no era el nombre que usaba. Era bien noche ya y se estaba gritoneando con alguien afuera de un restaurante. Nos abordó directamente y ofreció leernos la mano. No cobró un peso. Tú dijiste que estaba hasta el pito de coca. Recuerdo las cosas que nos dijo. En ese momento nos gustó. Despúes .... bueno.


Encantamiento mutuo. Dependencia loca.


Que se jodan. Esa era la actitud. El mensaje que teníamos para el resto. Para los tuyos y para los míos. Las ideas de lo correcto, las moralinas rancias. Todo se podía ir directito al carajo. Era fácil entonces juzgar a quien fuera, desmenuzar personalidades, motivos. Lo nuestro entonces era la severidad.

Con razón era de mis poemas favoritos:





os condeno a cagar de mañana y de noche
leyendo periódicos atrasados y novelas amargas,
os
condeno a cagar arrepentimiento y melancolía
y suaves atardeceres amarillos.


os condeno a cagar en corset y en camisa
en vuestras casas llenas de bicicletas y canarios,
con vuestras posaderas azules y calientes
y vuestros lamentables corazones a plazo.


de un mundo hundido salen cosas siniestras:
aparatos mecánicos y perros sin hocico,
embajadores gordos como rosas,
cigarrerías negras y cines averiados.
yo os condeno a la noche de los dormitorios
interrumpida apenas por irrigadores y por sueños,
sueños como eucaliptus de mil hojas
y raíces mojadas en orines y espuma.


no me dejéis tocar vuestras aguas sedentarias
ni vuestras reclamaciones intestinales, ni vuestras religiones,
ni vuestras fotografías prematuramente colgadas:
porque yo tengo llamas en los dedos,
y lágrimas de desventura en el corazón,
y amapolas moribundas anidan en mi boca
como depósitos de sangre infranqueable.


y odio vuestras abuelas y vuestras moscas,
odio vuestras comidas y vuestros sueños,
y vuestros poetas que escriben sobre "la dulce esposa",
y "las felicidades de la aldea":
en verdad merecéis vuestros poetas y vuestros pianos
y vuestros desagradables enredos a cuatro piernas.


dejadme solo con mi sangre pura,
con mis dedos y mi alma,
y mis sollozos solos, oscuros como túneles.
dejadme el reino de las largas olas.
dejadme un buque verde y un espejo.





Fue delirante. Un paseo maravilloso. Fue creer que éramos labios montados en bocas hechas por la misma mano . Fueron los siempres. Eras alcatraz, Almendra, tren y lluvia. Joder, que ojalá se pudiera eso de postergar los encuentros, el conocer a ciertas personas unos cuantos años. Para no estar tan pendeja, dijiste. Porque eras tú, dijiste.

But we both know that's not true. Siempre puede ser cualquiera. Quien nosotros elijamos creer que lo es. Lo demás es pensamiento mágico. Son florecitas y márgenes con color. Lo que vivimos y nos dijimos se hizo en el tiempo justo. Apenas rozando la mayoría de edad. Hacerlo y decirlo a estas alturas me resultaría patético.

A tí te debo liberarme de la mitología del amor. Del ridículo concepto de soulmate como depositario inevitable del amor. Me enseñé a mentir y mentí terriblemente. Me enseñe a equivocarme terriblemente y disfrutarlo. Entendí cómo funciona el campo de juegos y lo atractivo que resulta para esas needy needy needy girls. Me aburrí. Rompí y pronto tuve una colección. Trofeos emocionales les llamaba. Incondicionales, serviles hasta cierto punto. Quiero profundamente a la que te dió asilo. Podría decir que la amo, pero eso en este momento me parece fuera de toda proporción. Hasta con eso.

Como sabes, también he elegido. Hace cuanto lo sabes? un año? dos? tres? Lo perfecto está en lo simple, recuerdas? No hablo del simplismo idiota de algunos. Entendemos que se trata de las cosas sencillas que nos enternecen. De esos defectos que nos desarman porque no hacen ningún esfuerzo por ocultarlos. Cosa muy diferente a sobregesticulaciones y frasecillas de a varo repetidas. Me gusta que no sea un rompecabezas de dos piezas. Me gusta que no tenga esa angustia por decir babosada y media a la menor provocación con tal de tenerme contento. Me gusta que no tiene la menor intención de ponerse de tapete. Me reta, me mueve. No me invita a ponerme gordo con ella tragando plácidamente porquerías y etcétera etcétera. Al contrario, sus defectos lo vuelven todo más rico.

Sus cualidades creo que ya las sabes.

Está dispuesta a romperse la madre conmigo, no porque se le ocurrió, ni porque haya querido ver señales a las de a huevo. No viene huyendo de nada. No tiene nada que sepultar y poner bajo nuestros pies. Es libre. No nenemos prisa. No necesitabamos esto. No nos necesitamos en absoluto y eso es endemoniadamente genial. No tenemos esa vena exhibicionista. Solo tenemos certeza. Lo sé porque tú, hace mucho, me pintaste un cuadro de ella para que pudiera reconocerla.


Saludos a Atenea, que es mi favorita.





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