viernes, agosto 13, 2010

Un día me propuse filmar algo con todo esto.

Lo que importa muchas veces para que una historia sea dad como cierta, es que alguien se la crea.  He coleccionado pequeñas historias de gente que por azares me confía momentos, sucesos que le han pasado a otros o a ellos mismos.

La mujer de la sierra que a los 5 días de que desaparece su marido, al que no amaba, decide salir a buscarlo, encontrándose con gente que lo acababa de ver caminando, tan campante. búsqueda que la llevaría a echarse de cabeza en un río esperando morirse y terminar siendo rescatada por unos niños que sospechosamente parecían respirar bajo el agua. al regresar a casa, avergonzada por haber preferido morir que criar a su hijo sola, se encontró con el cadáver de su marido ya embalsamado. Lo habían encontrado con la espina rota entre unas piedras y todo apuntaba a que se había matado la misma noche que no llegó a la casa.

O la de los hermanos italianos que pelearon en el ejército de Mussolini en la Segunda Guerra. Prisioneros en San Diego y que cuando estaban siendo trasladados por barco como parte del intercambio de presos de guerra, decidieron no regresar a su tierra y se lanzaron al mar abandonando el barco cuando pasaba por Acapulco. Uno se quedó en México y se casó con una señora prieta. El otro decidió probar suerte regresando con los gringos. Casi 40 años después un sujeto pregunta por el actor que encarna a Hulk. Al dar su apellido resulta que son primos hermanos.

Me gusta la historia del niño de pueblo que un día desaparece por más de dos semanas. Los padres entierran una caja vacía con ropa de su chilpayate. Aparece casi 20 días después arañado y desnudo caminando por el pueblo. cuando le preguntan dónde estuvo responde que se fue persiguiendo un guajolote que lo llevó a donde estaban unos "niños viejitos" que se pusieron a jugar con él. Cuando quiso regresar no sabía donde estaba,así que se quedó con ellos jugando varios días hasta que le dieron miedo. No sabía como había llegado de vuelta. Algún abuelo dijo: otro que se lo llevan los cheneques. Al menos no se lo comieron.

Héroes nacionales que pierden la cabeza y la vida por una mujer caprichosa. Lloronas que cruzan un maizal aullando y de paso espantando a un ladrón a punto de matar a su víctima. Un ranchero encabronado por perder a su yegua que se encuentra con el mismísimo Charro Negro que compra las almas de los infelices y lo manda directito al carajo con todo y su caballo de ojos rojos y sus perros enormes. Un obrero que los fines de semana da consulta médica y da clases de artes marciales aduciendo que su cuerpo se lo reparte un médico japonés fallecido en un accidente y un sensei del siglo antepasado, cosa que creían los japoneses que hablaban por largo rato en su idioma materno con el obrero que no sabía ni inglés entre semana.


Un hombre desesperado que decide robar al primer desdichado que se le atraviese esa misma noche y que resulta ser un hombre cargando una niña desmayada entre sus brazos. Lo deja pasar y decide sorprenderlo por la espalda, no sin sentir cierta pena por la niña pero también pensando que eso facilitaría la labor de arrebatar el dinero que traiga encima el pobre sujeto. Llegan a una esquina donde no hay construcción, sino una bardita de alambre. Al acelerar el paso para írsele encima en cuanto doblara la esquina, se queda congelado. El hombre cargando a la niña no rodeó la barda, sino que caminó a través de ella y se interna en el terreno. Siente un hormigueo en el espinazo. El hombre se detiene y el aspirante a ratero tiene la sensación pavorosa que sólo se tiene cuando se está frente a un espanto. Las piernas engarrotadas le responden en el último momento mientras el hombre se gira sobre sí mismo. Se echa a correr con los ojos cerrados. Sólo escucha sus zancadas aterrorizadas, su corazón latiendo endemoniado y unos pies con huaraches dando vueltas alrededor suyo.


Hoy añadí otras pequeñas, tontas historias a mi libro de recortes. Éstas no son sobrenaturales, pero igual las incluyo porque todas me hacen pensar que, a lo mejor, a veces, hay una cosa parecida al destino.



-.-

-Toda su familia se mudó a Monterrey y a los hijos los mandaron a Francia a estudiar
- Ah, si, por lo de que su tío mató al presidente,no?
-Pero si Leon Toral no lo mató! Eso dicen todos, pero es mentira. Él dibujaba a lápiz re bien, así tal cual te ves, te dibujaba y bien rápido. No tenía ni arma. bueno, la única que tenía era de solo dos tiros. Una madrecita así chiquita.
-Pues con esa le pudo disparar, no? a lo mejor estaba loco.
-Que no lo mató. Él se le acercó y le dijo: señor presidente, me permite hacerle un retrato? sí como no, le dijo. Y entonces se salió a terminarlo. cuando regresó, se paró enfrente de él y se lo mostró (hace sus manos hacia adelante) y entonces se soltaron un chingo de disparos. De hecho vas a la bombilla y ahí están los agujeros de los balazos.
-Pero si él no disparó, entonces por qué no huyó o cómo es que no le tocó un balazo?
-Pues no sé.

-.-

-Él juntó algo de dinero y se fue a dar una vuelta en barco, allá por el mar...cómo se llama? ése del norte, por los países escandinavos les dicen. Y ahí en el barco tenían un salón de orquesta y ahí se la pasaba.
-Pues le pagaban bien.
-Pues sí, aparte era un buenazoAlberto Ferrigno de León y toco el piano así y asado, sería mucha molestia si me permitiera tocar algunas piezas?

  Sí, como no maestro , al contrario toque usted. Y que se agarra tocando más de media hora. estaba de espaldas a las mesas y cuando terminó sintió una palmada en la espalda. Era un señor que le dijo: felicidades maestro. Tenga usted. Era una servilleta de tela doblada ahí con el nombre del barco y tenía un dibujo de él tocando el piano. La firma decía Pablo Picasso.

-Órale, que detalle.
-Sí, de veras. Mi esposa te puede decir a nosotros nos la enseñó en su casa. Ahí tenía un chingo de cosas. Es más: Un día llegó bien encabronado porque decían las noticias que había un cuadro que estaba perdido y que había sido robado y que estaba en México. Y Mario Alberto decía: cuál robado! si yo lo tengo y lo compré en el mercado de pulgas. Tengo mi recibo y pagué no e cuantos francos dijo que pagó por el , pero estaba bien encabronado. Otro día llegó y dijo: ya se arregló el pedo. está bajo mi custodia y si lo quieren que le reclamen al gobierno mexicano y que ya no estén chingando.
-Y qué cuadro era?
-Pues uno que creo que era de un francés creo muy famoso, donde sale incendiándose la Bastilla.
- O_O

-Y también tenía un sombrero de Napoleón.

lunes, agosto 02, 2010

Esto sucedió cuando un gusano se alojó en su cabeza.

No ha hecho sino lo que debe hacer. No lo que su impulso dicta: terminar de sumergirse en la embriaguez de las coincidencias felices, de la espontánea euforia y su hangover de seca melancolía por lo que aún no pasa.

Y se pregunta, como esperando que surja una voz que le cambie la respuesta: existo? desde qué momento se nos otorga la facultad de ser inmateriales? deambulo entre las rendijas que dejan los deberes y que  que cada vez son menos. Es?  existe? palpitar entre momentos lúcidos. Soy sueño intrascendente o tangible amenaza ¿para quien? elegir entre el mareo de la resaca o las ensoñaciones que provoco. Cómo es que eres tan manifiesta en tantas cosas!. Por qué los ánimos se vuelcan hacia tí , como si los llamaras, mejor dicho, como si los poseyeras ya, desde antes...?


Quién define lo aceptable, los límites del ensimismamiento , el volumen que debe ocupar la idea de otro en mi cabeza?

Para quién es la mano que extiendo, a quién llamo a golpes, a estremecimientos, la ausencia de quién lamenta mi deriva con clamores resonantes?

Si no le pienso, le sueño y si le sueño no dejo de pensarle como se piensa en una mano tibia por el roce, como cuando en la furia de la marejada se voltea para un lado y para otro buscando quiensabe que cosa.

Y si soy sueño, me descarno y tú así me invocas. Hasta que la voz dice:
es sueño, es nada.