lunes, octubre 26, 2009

We are the Internets!

Ya no me gustó el look de mi bló. Por su Tallarinesca Divinidad, lo ¡juro! ha de cambiar.

 

Fuera de volverme cliente distinguido del blockbosta, disminuir drásticamente mi consumo semanal de latas de Arizona y pasármelo en múltiples facetas de aquello que a falta de un término mejor llamo trabajo, todo transcurre.

 

Recién estuve 2 días 2 completitos sin celular. fue horrible las primeras 24 horas, pero después de eso recordé cómo sobrevivir sin un dispositivo móvil que me diera acceso a las internets, tuviera mapas y jueguitos y además sirviera para hablar y mensajearme con mis fanseses. ¿De verdad necesitamos todo eso? es obvio que no, pero en la mano esa tecnología, sería estúpido no hacer uso de ella, ¿no crees?.

Pienso en esto último y viene a mi mente la onda del #internetnecesario y toda la malaondez que le tiran y siguen tirando algunos weyes que se toman demasiado en serio el manual de “how to make la revolushon nau” . Al final, los mamoncitos que se juntan en el parque hundido para tomarse una foto con sus smartphones y sus laptops y protestan usando hashtags en lugar de ir a desmadrar un Oxxo son mas izquierda que el mismísimo SDP.

 

 

Guai?

Porque la organización descentralizada es el futuro, banda.  Porque no hay caudillos. No hay pago de cuotas, ni clientelismo.

El uso de la tecnología disponible para ponernos de acuerdo, hacernos escuchar y , también, hacerla de pedo es lógico y natural. El problema es que nuestros paleolíticos representantes dicen que esa tecnología es suntuaria. que las nuevas posibilidades para que la ciudadanía se comunique, se organice y entable conversaciones con ellos, no son sino suntuarias y deben ser desincentivadas.

Es decir: Para ellos el contar con herramientas  que nos permitan ser una sociedad más participativa y, de paso, acortar la brecha educativa respecto de otros países y de nosotros mismos, no es importante.

 

Si nos pareciéramos un poco a los weyes que se sienten tocados por el Che Guevara, estaríamos hablando de conspiración, fascismo, el nuevo orden y las ardillas vampiro. Pero no, no veo nada de eso, sino lo que siempre ha habido: simple y llana estupidez. Estupidez que nos cuesta una fortuna. Afortunadamente, contamos con herramientas para combatir esa estupidez. Todos, cada uno, cualquiera.

 

Y, joder, era tiempo de que nos diéramos cuenta.

 

Me aburro, les recomiendo la peli de Paranormal Activity si les gustó la premisa de The blair Witch Project y si no, también. Solo quítenle el final de Spielberg, porque apesta y en su lugar pongan en sus mentes el final original.

 

Este post me lo aventé en chinga. So, si encuentro un error o algún typo , lo corrijo después.

viernes, octubre 09, 2009

Intro

 

Ayer te vi pasar, volando.

 

Como si no supieras lo mucho que se molestan los vecinos. Con el ruido de los perros , la gente gritando, las niñas muertas.

 

Siempre las niñas.

lunes, octubre 05, 2009

En mi casa tienen piedras como esas

 

Me gustaba mucho por tu casa. El camellón, las hojas secas. El sol naranja y la pendiente que se hacía fácil. Casi nunca nos encontrábamos a nadie y no había tienditas de la esquina, ni vecinos ruidosos, ni coches tocando la bocina para apurar a alguien. Era a veces como si no hubiera nadie, ni en la azotea ni al otro lado de la calle. No había ruidos….como si todos durmieran o estuvieran ocupados mirando alguna foto perturbadora o se estuvieran comiendo la caja entera del cereal, caminando por sus casas con la bata puesta y unas pantuflas de las que no hacen ruido al caminar. El sol naranja y la penumbra gracias a tu lámpara que no se encendía sino hasta que ya estaba todo muy obscuro afuera. Mirar hacia afuera y respirar bien hondo , como para conservar un poco de todo eso tan raro que pasaba y guardarlo bien adentro para que no se saliera ese aire contaminado por nadie en metros y metros cuadrados a la redonda. Luego salir y caminar pensando en lo bien que se está también afuera, siempre y cuando estemos los dos , aunque no hablemos… o si lo hacemos sea para hacer observaciones sobre la arquitectura de tus vecinos y sus gustos ochenteros y encontrar las mismas piedras de mi casa montadas en la pared de una casa a 45 metros de la tuya.

 

Quizá ahora tengamos que rentar en la misma zona cada que queramos caminar a la hora de la luz naranja y respirar bien hondo.

 

Sí. Hagamos eso pronto.