miércoles, noviembre 12, 2008

Mira detrás tuyo

No hay nadie en casa. Te encuentras leyendo ese libro que tanto te gusta y que no has podido terminar. La luz entra por las ventanas en tonos naranja, añadiendo un calor muy agradable a la tarde que está por terminar. Extiendes el brazo para alcanzar tu vaso, girando apenas tu cabeza sin despegar los ojos del texto. Con el rabillo del ojo distingues una figura sentada en el sillón al que le estás dando la espalda. Tardas en reaccionar, pero cuando lo haces, volteas súbitamente. No hay nadie. La casa es toda tuya. Intentas resumir la lectura pero no logras hacerlo hasta que inviertes la posición de tu cuerpo, quedando de frente a ese sillón donde no hay nada. La casa es tuya. No hay nadie más. Continúas leyendo, pero no dejas de lanzar vistazos rápidos , sólo para estar seguros.

-.-


El último apaga la luz. Con esta, será la tercera vez en esta semana que te toca a ti hacerlo. Debes presentar el proyecto el lunes y probablemente tengas que llevarte trabajo a casa. Habías prometido llevarlos a todos al cine después de comer. Tania se va a enojar, sobretodo porque detesta quedarse encerrada en casa como una idiota, como ella dice. Hablarás con ella mañana. Ya entenderá. Después de todo las vacaciones en playa están pagadas. ¿Habrá algo para cenar? el martes te encontraste con un plato de ensalada y tuviste que salir a la calle buscando unos tacos para llenarte. ¿Dónde está el apagador? Debiste llamarle para que te dejara algo en el microondas. No, ahorita ya es muy tarde y no te gusta despertarla. Olvidaste un apagador. Ya no sé ni donde tengo la cabeza. Ahora tienes que cruzar tres secciones de regreso y volver por el mismo camino a obscuras. Ayer te diste un madrazo en la espinilla con la silla del Tano. Pinche Tano, es cagado. A ver, ya está. Nadamás con cuidadito. A la mitad del camino tus ojos se han acostumbrado a la falta de luz y distingues los obstáculos en la penumbra. Aceleras el paso, confiado. Algo cruje detrás tuyo. Es una casa vieja. Cruje de nuevo. Son pasos. Puta madre, te detienes. Aguzas tu oído. No te animas a voltear. Cómo te vas a poner nervioso, no mames. Giras poco a poco tu cuello. Se escucha un sonido sordo, como cuando alguien cae de rodillas. No mames, no mames, no mames. Se está moviendo. Escuchas como se arrastra. Ya no necesitas voltear. Como puedes llegas a la puerta. En tu vida la has abierto y cerrado con llave tan rápido. Te están temblando las piernas. Buscas tu celular para llamarle a Tania. No lo traes. ¿Se te cayó? Quizá lo dejaste en el escritorio. Ahí que se quede. Lo que quieres es abrazarla. Te subes al coche y arrancas. No puedes mirar el retrovisor. No hay nadie detrás tuyo, carajo. Te orillas. Sientes vergüenza de ti mismo mientras echas un rápido vistazo en el asiento de atrás. Enciendes las lámparas de lectura dentro del auto y te marchas a casa.

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